Por Fernando E. Alvarado*
En el principio… “Dios el Señor puso al hombre en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara.” (Génesis 2:15; DHH). En el jardín de Edén, Adán y Eva tuvieron comunión perfecta y compañerismo con Dios. Cuando se rebelaron contra Él, esa comunión se rompió y fueron expulsados del paraíso. Pero el propósito original del Creador era, y todavía es, que los seres humanos disfruten de una vida plena bajo su gobierno divino (Génesis 2:8; compárese con Lucas 23:42, 43.)
El pecado lo arruinó todo, y a causa de la caída, el pecado y la muerte infectaron el mundo perfecto creado por Dios. Desde entonces, toda la creación ha estado sujeta a maldición “y gime a una» (Romanos 8:22), esperando el tiempo cuando Cristo volverá para liberarla de los efectos de la muerte y convertirla en el paraíso que Dios quiso que fuese:
“En ese día el lobo y el cordero vivirán juntos, y el leopardo se echará junto al cabrito. El ternero y el potro estarán seguros junto al león, y un niño pequeño los guiará a todos. La vaca pastará cerca del oso, el cachorro y el ternero se echarán juntos, y el león comerá heno como las vacas. El bebé jugará seguro cerca de la guarida de la cobra; así es, un niño pequeño meterá la mano en un nido de víboras mortales y no le pasará nada. En todo mi monte santo no habrá nada que destruya o haga daño, porque así como las aguas llenan el mar, así también la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor.” (Isaías 11:6-9, NTV)
¡Ese día vendrá! Cada vez que oraban “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mateo 6:10) los primeros cristianos lo hacían pensando en el reinado de mil años de paz, amor y gozo que comenzarán sobre la tierra a la segunda venida de Jesucristo. A ese período de mil años le llamamos el Milenio. Durante el Milenio, Jesús reinará personalmente sobre la tierra y sus santos reinarán con Él, la tierra será renovada y recibirá de nuevo su gloria paradisíaca.
Las perspectivas de una vida durante el Milenio son grandiosas. Durante el Milenio, Satanás será atado, lo que significa que no tendrá poder para tentar a los que vivan en la tierra en ese entonces; no habrá guerras, la gente vivirá junta en paz y armonía y todo lo que se había utilizado con fines bélicos se utilizará para fines benéficos: “…y forjarán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:4; véase también Isaías 11:6–7).
El Señor será el Rey de toda la tierra, y todo el género humano estará literalmente bajo Su soberanía, y toda nación debajo de los cielos tendrá que reconocer Su autoridad y humillarse ante Su cetro “y el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo serán dados al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es un reino eterno; y todos los dominios le servirán y le obedecerán.” (Daniel 7:27).
Las naciones de la tierra tendrán que rendir absoluta obediencia a Su gobierno. Este será el reino de Dios sobre la tierra, y Él hará valer Sus leyes, y requerirá esa obediencia a las naciones del mundo, lo cual es legítimamente Su derecho (Zacarías 14:16-19). En muchas formas, la vida será muy similar a la de ahora, con la excepción de que todo se hará con rectitud y el Señor Jesucristo será el gobernante universal (Zacarías 14:4–9). La gente comerá, beberá y gozará de una vida plena; continuará plantando, cosechando y edificando casas (Isaías 65:21).
EL QUILIASMO, LA FE DEL PUEBLO JUDÍO Y LA IGLESIA ANTIGUA
¿Es esta una utopía o podemos esperar su cumplimiento? No es una utopía. De hecho fue la forma de pensar y creer dominante dentro de la iglesia de los primeros siglos? Aún más interesante resulta descubrir que el premilenarismo es incluso anterior al cristianismo. Los orígenes del premilenarismo pueden rastrearse dentro del judaísmo, tanto en los textos canónicos como en la literatura del segundo templo y posterior. Es un hecho innegable que existe literatura judía temprana que alude a un reino mesiánico temporal antes del estado eterno, como IV Esdras 12:34, II Baruc 24:1-4; 30:1-5; 39:3-8; 40:1-4; Jubileos 1:4-29 y 23:14-31. Así pues, la creencia judía en una era mesiánica temporal y terrenal continuó desarrollándose durante y después de la época en que se escribió el libro del Apocalipsis.
Ya en la era cristiana, Justino Mártir, en el siglo II, fue uno de los primeros escritores cristianos en estar de acuerdo con la creencia judía en un reino mesiánico temporal antes del estado eterno. Justino insistió en la distinción premilenial, es decir, que habría dos resurrecciones, una de los creyentes antes del reino de Cristo y luego una resurrección general. Justino escribió en el capítulo 80 de su Diálogo con Trifón:
“Yo y otros cristianos en nuestros justos juicios estamos convencidos de que habrá una resurrección de muertos, y un bloque de mil años en Jerusalén que luego será erigido… porque Isaías habló en esos términos respecto a este período de mil años”.
Otros cristianos prominentes como Ireneo de Lyon (130-202 d.C.) dejaron constancia de su fuerte creencia en un reino Milenial previo al estado eterno. En el quinto libro Contra Las Herejías, Ireneo se concentra primordialmente en escatología, defendiendo con vehemencia el premilenialismo argumentando que un futuro reino terrenal es necesario debido a la promesa de Dios a Abraham. Tan fuerte era el quiliasmo de la iglesia de los primeros siglos que el erudito, teólogo e historiador suizo Phillip Schaff afirmó en su libro Historia de la Iglesia Cristiana que:
“El punto más impactante en la escatología de la edad pre-nicena es el prominente quiliasmo, que es la creencia en un reino visible del Cristo glorificado sobre la tierra con los santos resucitados por un período de mil años y antes de la resurrección general y juicio final. Ciertamente no era la doctrina de la iglesia plasmada en algún credo o forma de devoción, pero sí la amplia opinión de distinguidos eruditos como Bernabé, Papías, Justino Mártir, Ireneo, Tertuliano, Metodio y Lactancio, mientras que Cayo, Orígenes, Dionisio Magno, Eusebio (y más adelante Jerónimo y Agustín) se opusieron a ello”.[Phillip Schaff, citado en: Juan José Binet, Una mirada histórica al Premilenialismo, TGC]
Esta forma de pensar tan común y dominante en la iglesia de los primeros siglos llegó a ser conocida como quiliasmo, y hoy en día sobrevive a través del premilenarismo histórico o clásico, el cual es una enseñanza escatológica que dice que antes del fin de esta era, Jesús ha de reinar en la tierra en un período especial llamado Milenio.
¿QUÉ CREEN LOS PREMILENIALISTAS CLÁSICOS?
Este modelo de interpretación sostiene que la Iglesia de la era del Nuevo Testamento es la fase inicial del reino de Cristo como fuese profetizado por los profetas del Antiguo Testamento. La Iglesia al final no tendrá éxito en su misión de discipular a todas las naciones a medida que la maldad crezca mundialmente hacia el final de la era de la Iglesia.
Afirma que la Iglesia atravesará la Gran Tribulación, un tiempo de prueba mundial sin precedentes que marcará el cierre de la historia contemporánea. Cristo retornará al final de la Tribulación a arrebatar a la Iglesia, a resucitar a los santos fallecidos y al juicio de los justos en “un abrir y cerrar de ojos”. Cristo luego descenderá a la tierra con Sus santos glorificados, peleará la batalla del Armagedón, atará a Satanás y establecerá un reino político mundial que será personalmente administrado por Él por 1,000 años desde Jerusalén.
Al final del milenio (Ap. 20:3-8), Satanás será suelto y se materializará una rebelión masiva contra Cristo, contra Su reino y contra Sus santos. Dios interviene con álgido juicio para librar a Cristo y a Sus santos. La resurrección y juicio de los malvados se lleva a cabo e inicia el estado eterno.
Para los premilenialistas históricos el milenio no es una alegoría, sino un reino literal de mil años sobre la tierra. No está en el cielo ahora, más vendrá sobre la tierra en el futuro. Cristo, después de su retorno, hará reinar la justicia y la paz sobre la tierra. El Antiguo Testamento no cesa de anunciar el reino glorioso que el Mesías instaurará aquí en la tierra y los premilenialistas históricos tampoco lo haremos. De la misma manera que creemos en el cumplimiento literal de las profecías que tratan de los sufrimientos del Señor, no hay razón objetiva alguna para rechazar las promesas concernientes al triunfo visible de Jesucristo sobre la tierra.
En efecto, creemos que el reino de Cristo ha de llenar «toda la tierra», es decir, el mismo espacio ocupado por los imperios de las naciones (Dn. 2:35; 38–39; 7:27; Sal. 72:8–11). A Jesucristo le ha sido prometido «el trono de David su padre», que jamás ha estado situado en el cielo (Lc. 1:32; cfr. Hch. 1:6) y Él vendrá para reclamarlo y gobernar mil años sobre esta tierra.[2]
En resumen, podemos decir que, durante el Milenio:
- Satanás estará entonces atado e impedido de seducir a las naciones (Ap. 20:1–3).
- Un juicio determinará quiénes serán los súbditos del reino (v. 4; cfr. Mt. 25:31–34).
- Los que han tenido parte en la primera resurrección, reinarán con el Señor (Ap 20:4, 6; 2:26–27; Dn. 7:27; 1 Co. 6:2–3).
- Este reino dura mil años (en base a la cifra seis veces repetida en Ap. 20:2–7).
- Por fin se establece la paz en esta escena (Is. 2:2–4; 9:5–6), junto con la justicia y la igualdad (11:1–9).
- La presencia del Señor es manifestada de una manera gloriosa (v. 10; 24:21–23).
- Los súbditos del reino conocen una gran longevidad y una inmensa prosperidad (65:18–25).
- Con todo, el Señor rige con cetro de hierro: el mal no es ya más pasado por alto en paciencia, y los que pecan abiertamente mueren, alcanzados por la maldición (11:4; 65:20).
- Los judíos convertidos vienen a ser los misioneros en toda la tierra (66:18–20).
- Satanás será desatado (Ap 20:3, 7–9) a fin de que los súbditos de este reino de bendición, pero autoritario, puedan decidirse libremente por o en contra de Dios (de la misma manera que todas las criaturas, humanas y celestiales, han sido tentadas antes que ellos). La lamentable elección de muchos de ellos muestra que el malvado corazón del hombre caído no se mejora en mil años de bendición, de prosperidad y paz. Después de esta exhibición de rebelión y del castigo divino, la tierra y los cielos actuales son destruidos para dar lugar al estado eterno (20:11; 21:1).
¿EN QUÉ NOS DIFERENCIAMOS DE OTROS SISTEMAS?
No, el dispensacionalismo, el posmilenialismo y el amilenialismo no son las única opciones escatológicas en nuestros días. Volver a las creencias de los primeros cristianos es siempre una opción válida. Fiel a la doctrina apostólica (y sin las innovaciones – o desviaciones) del dispensacionalismo clásico y revisado) el premilenialismo histórico o clásico sostiene que el milenio es el reinado de Cristo en la tierra durante mil años, después de Su regreso y antes del estado eterno. En oposición al posmilenialismo, el premilenialismo rechaza la visión posmilenial de que el mundo será cristianizado gradualmente cuando una mayoría de la gente crea en el evangelio. En cambio, la venida de Cristo dará inicio al milenio de forma poderosa e inmediata.
En oposición al amilenialismo, el premilenarismo histórico rechaza asignarle una naturaleza alegórica al Milenio mencionado en Apocalipsis 20. Creemos que, aunque las almas de los creyentes muertos se encuentran reinando (o descansando en espera de la resurrección) ahora con Jesús en el cielo, el milenio es más que una mera descripción del estado intermedio. Creemos también que Cristo reinará en la tierra durante un período literal de mil años que comenzará luego de su segunda venida. También en oposición a los amilenialistas, los premilenialistas históricos rechazamos que Cristo regresará después de ese milenio alegórico por ellos descrito. Su venida, en cambio, dará inicio a su glorioso Reino Milenial.
Rechazamos también la comprensión amilenialista de una sola resurrección combinada de justos y pecadores a la segunda venida. El premilenialismo histórico, en concordancia con la Biblia, afirma dos resurrecciones, una antes y otra después del milenio. Creemos que los santos fallecidos serán levantados antes del milenio para participar en él. Después del milenio, otros creyentes que murieron durante los mil años serán levantados junto con todos los malvados.
En oposición al dispensacionalismo (nuestro recientemente nacido hermano menor teológico), los premilenialistas históricos creemos que la segunda venida será un solo evento en una sola fase, no en dos. El arrebatamiento (comúnmente llamado rapto de la iglesia) y la segunda venida de Cristo son un único evento manifestado en una sola fase. El premilenialismo histórico es, por lo tanto, postribulacional, pues afirmamos que la iglesia estará en la tierra durante el período conocido como la Gran Tribulación, todo ello en concordancia con la Escritura que afirma:
“E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.” (Mateo 25:29-31)
¿Quieres saber más acerca de las creencias del premilenarismo histórico y su fundamento bíblico? Te invito a leer nuestros próximos artículos.
FUENTES CONSULTADAS:
(1) Introducción al Premilenialismo | Coalición por el Evangelio. https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/introduccion-al-premilenialismo/.
(2) Una mirada histórica al Premilenialismo – Coalición por el Evangelio. https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/una-mirada-historica-al-premilenialismo/.
(3) Christopher W. Morgan y Robert A. Peterson, Diccionario Conciso de Términos Teológicos, B&H Español, 2022.
(4) Cluse, R., editor: The Meaning of the Millenium-Four Views, con contribuciones de George Eldon Ladd, Herman A. Hoyt, Loraine Boettner, Anthony A. Hoekema (Intervarsity Press, Downers Grove, Illinois, 1977)
(5) Samuel Vila Ventura, Nuevo diccionario biblico ilustrado (TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1985), 764.
(6) West, N.: The Thousand Years in Both Testaments (Kregel Publications, reimpres. edición 1889).
(7) Walvoord, J. F.: The Millenial Kingdom (Zondervan Pub. House, Grand Rapids, Michigan, 1959).
ACERCA DEL AUTOR:

El pastor Alvarado es miembro de la Society of Evangelical Arminians (SEA).
Está casado con Cesia Abigail Cruz de Alvarado, también pastora y ministra licenciada de las Asambleas de Dios. Es el pastor principal del Templo Cristiano Maranatha (Asambleas de Dios), una congregación local ubicada en la ciudad de Tejutla, Chalatenango.