𝘗𝘰𝘳 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘌. 𝘈𝘭𝘷𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰
La Biblia nos manda no ignorar la naturaleza y funcionamiento de los dones espirituales: «No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales» (1 Corintios 12:1). Uno de esos dones es el de interpretación de lenguas: “y a otro, interpretación de lenguas” (1 Corintios 12:10).La frase “interpretación de lenguas” viene del griego “hermeneía glusson” y se refiere al don que capacita a una persona para interpretar cualquier mensaje divino que Dios quiera comunicar a través del don de lenguas. La habilidad para dar el significado de las lenguas proviene sólo del Espíritu Santo, de manera que es un don de revelación sobrenatural. No obstante, debe señalarse que con el don de interpretación de lenguas ocurre algo más que una mera traducción. Interpretación significa “explicación.” Y explicación significa “dar el significado”. Traducción, por otro lado, significa “decir lo mismo, pero en otro idioma.” Por tanto, el don de interpretación de lenguas consiste en “dar el significado” de lo que se ha dicho haciendo uso del don de lenguas. Esto es muy similar a lo ocurrido en Daniel 5:25-28, donde Daniel otorga no solo una simple traducción, sino una interpretación amplia y plena de las 3 palabras.

SU PROPÓSITO EN LA IGLESIA
Si bien el ejercicio del don de lenguas puede darse en un contexto privado de devoción personal e íntima, también puede darse en medio de nuestros servicios de adoración pública. En tal caso, el propósito del don de interpretación consiste en edificar el cuerpo de Cristo al dar el significado de lo que se está hablando en lenguas en el culto público. La edificación del cuerpo se lleva a cabo cuando los miembros comprenden lo que se estaba diciendo en lengua extraña. De esta manera son elevados a nuevas alturas de adoración, oración, bendición, o acción de gracias a Dios. Toda la iglesia se fortalece al unirse los miembros en este momento de comunión con Dios inspirado por el Espíritu Santo.

SU RELACIÓN CON OTROS DONES
Según 1 Corintios 14, este don funciona en combinación con el don de hablar diversos géneros de lenguas. No obstante, también suele funcionar estrechamente asociado con los dones de palabra de sabiduría y palabra de ciencia. Como muchos pentecostales lo hemos experimentado en nuestras reuniones de adoración y culto público, el don de lenguas puede funcionar simultáneamente con el de interpretación de lenguas. Un creyente que posee el don de hablar en lenguas puede, si el Espíritu Santo se lo permite, interpretarlas él mismo para bendecir a la congregación o transmitir un mensaje divino. En otras ocasiones, puede darse que una persona hable en lenguas y uno o más hermanos de la congregación sean levantados por el Espíritu Santo para darnos la interpretación de estas. Por ello, es siempre aconsejable dar tiempo al don de interpretación en los servicios de adoración, ya que si el Espíritu Santo ha inspirado a alguien para que hable en lenguas hará lo mismo con otro para que las interprete (1 Corintios 14:13-17).Es notable que en 1 Corintios 14, Pablo dedica 40 versículos a los dones de “hablar en lenguas”, “interpretación de lenguas” y “profecía” (quizá en parte porque estos dones suelen sufrir el mayor abuso carismático en algunas congregaciones). Para Pablo, la suma de los dones de lenguas e interpretación se constituye en profecía (1 Corintios 14:26). Sin embargo, debemos ser cuidadosos en el ejercicio de tales dones, aferrándonos siempre a la sana enseñanza bíblica. Ningún mensaje transmitido por este medio tiene el mismo peso que las Escrituras ni puede, bajo ningún motivo, contradecir lo que ya está escrito. Notemos además lo que nos dice Pablo: “Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación” (1 Corintios 14:3). Si el ejercicio de este don no apunta a lograr algunos de estos tres resultados, no debemos aceptarlo. Los dones del Espíritu y la base bíblica que los respalda van tomados de la mano.

LAS LENGUAS Y SU INTERPRETACIÓN EN EL CULTO PÚBLICO
El hablar en lenguas en un culto público está en orden, siempre y cuando haya quien interprete. “Si habla alguno en lengua extraña. y uno interprete” (1 Corintios 14:27). Al hablar en lenguas en un culto público sin interpretación se viola la regla de Pablo: “Pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia” (1 Corintios 14:12).Pero ¿qué sí alguien ha sentido la urgencia interna de hablar en lenguas durante un culto público, pero no hubo interpretación? ¿Acaso por ello debió callarse? No. Bien podría significar que alguien a quien el Espíritu Santo iba a usar para interpretar no tuvo la fe suficiente para interpretar. La misma regla se aplicaría a la profecía. “Pero los que son del Espíritu, [piensan] en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)Además, si nadie interpreta lo que hemos ha expresado, bien podría significar que no hemos seguido la regla bíblica que dice: “Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:28). Nunca deberíamos sentirnos mal por permitir que el Espíritu Santo nos llene con su presencia. Sin embargo, en el ejercicio del don de lenguas en los servicios de adoración pública, debemos tener cuidado de no volver a hablar si sabemos que no hay intérprete en la iglesia. Repito. si no hay quien interprete lo que dijimos bien puede significar que debemos poner más atención a lo que dijo Pablo: “Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla él mismo” (1 Corintios 14:13). Si no hubiere intérprete “calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” (1 Corintios 14:28). No se nos manda renunciar a tan precioso don, sino evitar el escándalo y ejercerlo de forma ordenada.Una nueva pregunta surge en relación con el ejercicio del don de interpretación de lenguas: ¿Cómo puedo saber si el Espíritu Santo desea manifestar el don de interpretación de lenguas a través de mí? La respuesta es la misma con respecto a los otros dones: En nuestro espíritu sentiremos una gran urgencia incontenible después que alguien ha hablado en lenguas, de prorrumpir en adoración, oración, bendición o acción de gracias a Dios (Ezequiel 30:1; Jeremías 1:4; 20:9; Zacarías 7:8, etc.). Entonces debemos proclamar claramente lo que el Espíritu Santo nos ha indicado que digamos. Los dones espirituales siguen vigentes ¡Qué Dios nos brinde sabiduría para usarlos correctamente y bajo la dirección de la Palabra!
