ESCATOLOGÍA

¿Qué significa el 666?

Por Fernando E. Alvarado

«Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;  y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.»

Apocalipsis 13:16-18

INTRODUCCIÓN

Apocalipsis, el último libro de la Biblia, habla de una bestia de siete cabezas y diez cuernos que sale del mar y que lleva un nombre en forma de número: 666 (Apocalipsis 13:1, 17, 18). Mucho se ha especulado sobre la identidad de la bestia y el significado de su marca; sin embargo, lo que muchos ignoran es que Juan de Patmos, quien lo escribió en el siglo I, no estaba solamente tratando de explicar acontecimientos futuros. Aunque es cierto que la bestia representa al sistema político y económico mundial de los últimos días y a aquel que lo dirige (el hombre de pecado, el hijo de perdición, el anticristo), también es cierto que dicha bestia representó a un personaje histórico real. Juan utilizó códigos y símbolos para advertirles a los cristianos del siglo I sobre el culto al emperador de Roma y para lanzar un ataque cáustico contra este poderoso gobierno.

LO QUE MUCHOS CREEN HOY SOBRE EL 666

Hoy, sin embargo, quienes pretenden explicar el Apocalipsis suelen interpretarlo fuera de su contexto histórico o desconectado de la realidad en que fue escrito. Aunque prácticamente todos coinciden en que la Bestia representa al futuro y final anticristo, pocos están de acuerdo en lo que la marca de la bestia (el famoso 666) significa realmente.

La interpretación más común y llamativa tiene que ver con identificar el número con alguna tecnología presente o futura, ya que el pasaje dice explícitamente que quien no tenga la marca no puede comprar ni vender (Apocalipsis 13:17). Por eso muchos, interpretando la profecía bíblica a la luz de la realidad tecnológica y el avance científico actual, razonan: ¿Cómo podría un gobierno global controlar quién vende o compra si no es con alguna clase de chip, tarjeta de crédito, o código de barras?

El problema principal con esta interpretación es que se presta a demasiadas posibilidades y especulación, y ninguna tecnología vincularía explícitamente la fe de una persona al uso de esa tecnología (¿cómo podría controlar un chip nuestra fe? o ¿cómo podría el Señor condenar a alguien que no ha elegido creer en el Anticristo, sino que es obligado a adorarle por un microchip insertado bajo la piel que controla su mente?). También debemos considerar cómo habrían entendido los lectores originales una profecía así, ya que para entender correctamente el significado de un texto debemos considerar el contexto en que se dijo y lo que significó para los destinatarios originales.

LO QUE EL CONTEXTO HISTÓRICO NOS REVELA SOBRE LA BESTIA Y SU MARCA

En los tiempos en que se escribió Apocalipsis la iglesia experimentaba seria persecución a manos del imperio romano, el cual era considerado la encarnación de los poderes del mal y el enemigo por excelencia de la iglesia. El libro de Apocalipsis fue escrito como una denuncia profética contra los abusos y la persecución infligida por el imperio romano a la iglesia.

En esa época era muy común el que las letras tuvieran equivalentes numéricos, y que cada nombre tuviera también un número (gematría). Para los primeros lectores del Apocalipsis, la bestia representada por el 666 representaba a una persona real de su época que ellos conocían muy bien: Nerón, el emperador romano. ¿Cómo lo sabemos? Porque las figuras empleadas lo muestran con total claridad. Por ejemplo, la gran ramera que monta la bestia es una caricatura de la diosa Roma, que personificaba la ciudad capital del imperio. Incluso en las antiguas monedas romanas, Roma aparecía sentada sobre siete colinas; de la misma manera, la gran ramera aparece sentada sobre una bestia de siete cabezas, con vestimentas de colores de la realeza imperial romana. De la misma forma, Juan nos revela que el 666 representa a un personaje específico:

“Además exigió que a todos —pequeños y grandes; ricos y pobres; libres y esclavos— se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente. Y nadie podía comprar ni vender nada sin tener esa marca, que era el nombre de la bestia o bien el número que representa su nombre. Aquí se requiere sabiduría. El que tenga entendimiento, que resuelva el significado del número de la bestia, porque es el número de un hombre. Su número es 666.” (Apocalipsis 13:16-18, NTV)

Entonces, ¿A qué “hombre” o personaje histórico se refiere el 666? Tanto la evidencia histórica como la evidencia interna del libro de Apocalipsis señala a Nerón César. Nerón, cabeza del imperio romano, llegó a ser para los primeros cristianos una figura del anticristo final de los últimos días, ya que su reinado fue uno de los ejemplos más claros de maldad y de liderazgo político anticristiano en la historia. En la gematría, la transliteración del nombre “César Nerón” del griego al hebreo da como resultado el número 666. Que la iglesia lo entendió así es fácilmente verificable por el hecho de que algunos manuscritos posteriores en latín de Apocalipsis cambian el número 666 por 616, el cual es el equivalente a “César Nerón” en latín. Así pues, el 666 nunca fue entendido por su autor ni por sus receptores como un chip o código de barras o cualquier otro dispositivo tecnológico desconocido para ellos. Representaba una persona específica (Nerón) y su gobierno maligno.

Si el 666 no es una marca literal ni un dispositivo tecnológico ¿cómo se explica entonces qué los que no fuesen sellados con el 666 no podrían comprar ni vender? La historia de la iglesia primitiva nos da nuevamente la respuesta: Durante la persecución del cristianismo que tuvo lugar en el Imperio romano, el culto imperial se convirtió en un aspecto importante de esa persecución. Hasta el extremo de que la participación en el culto imperial se convirtió en una prueba de lealtad, el culto imperial fue una forma particularmente agresiva de religión civil. Se esperaba que los ciudadanos leales del Imperio hicieran ofrendas periódicas de incienso al genio, o espíritu tutelar, del Emperador, y al hacerlo, recibían un certificado de que de hecho habían demostrado su lealtad a través del sacrificio. Solo quienes recibían dicho certificado estaban autorizados a comprar y vender en el imperio. Los demás estaban condenados al rechazo y la exclusión. Los cristianos, por supuesto, rechazaron venerar al emperador, considerando el culto como idolatría. Por eso, el ofrecerle sacrificios al emperador y su imagen se usó como una herramienta legal forzosa para descubrirlos y así matarlos o perseguirlos.

La lealtad a Cristo por parte de los cristianos del primer siglo causó que estos experimentaran discriminación social y económica al no participar en las festividades de los gremios a los dioses de cada nación y, sobre todo, al emperador. En esos casos, “la marca” que no tenían era el involucrarse en las fiestas paganas y en la adoración del emperador romano. De hecho, la iglesia de Esmirna ya estaba viviendo una situación así (Apocalipsis 2:8-11).

Más allá de la posibilidad de que exista un sistema tecnológico futuro para identificar a los cristianos; la realidad clara del pasaje y aplicable a la mayoría de los cristianos que han existido es que existe discriminación social contra los cristianos que buscan seguir y ser fieles a Dios por encima de todas las cosas y eso es algo que se repetirá durante la Gran Tribulación. Nerón es más bien una figura histórica que antecede y apunta al último anticristo. Todo esto sería como si Juan estuviera diciendo, el último anticristo será otro (y más severo) Nerón. Señala también que, así como los primeros cristianos fueron perseguidos, excluidos y expuestos a morir de hambre por negárseles la oportunidad de comprar y vender, así será también en los últimos días cuando el último gobierno dictatorial de la historia, dirigido por el anticristo, sea impuesto sobre la tierra.

EL SIGNIFICADO QUE POCOS NOTAN DETRÁS DEL 666

El número 666 indica que dicho gobierno mundial constituye un fracaso total a la vista de Dios. ¿Cómo lo sabemos? Porque los nombres dados por Dios siempre significan algo, y en el caso de la bestia, Dios le puso la designación 666 debido a las características que la definen. El número 6, por ejemplo, representa imperfección. Muchas veces, los números que se mencionan en la Biblia son simbólicos. El número 7 comunica la idea de plenitud o perfección. Y el número 6 —que antecede al 7— representa algo incompleto o imperfecto desde la perspectiva divina y suele estar vinculado a los enemigos de Dios (1 Crónicas 20:6; Daniel 3:1). El 6 se repite tres veces para dar énfasis. La Biblia suele recalcar un asunto repitiéndolo tres veces (Apocalipsis 4:8; 8:13). Así que el nombre 666 deja bien claro que, para Dios, el gobierno mundial dirigido por el hombre de pecado será imperfecto, incompleto, un fracaso total. Los hombres pondrán su fe en dicho gobierno buscando paz y seguridad, pero sólo les traerá desilusión y desgracias, ya que eso es algo que solo el Reino de Dios logrará.

Así pues, el 666 debe interpretarse como un número simbólico. El 6 triplicado representa los esfuerzos del anticristo por imitar a Dios, pero siempre quedándose corto. Y si lo queremos ver dentro de un panorama más extenso, el 666 no solo representa a la bestia final, sino a toda la humanidad caída que siempre ha tratado de colocarse como su propio dios y salvador, pero nunca puede lograrlo (es número “de hombre”). El significado del 666 va más allá de lo que muchos generalmente asumen, pues buscando identificarlo con una persona del presente o creyente que se refiere a un dispositivo tecnológico, ignoran su significado y simbolismo bíblico. Por ejemplo, el hombre fue creado el sexto día, y el séptimo día —el día de reposo— es el día del Señor. El número 666, al ser un 6 triplicado, es ‘perfectamente imperfecto’ en contraste con el número de perfección, el siete. El número seis repetido tres veces implica trabajo interminable sin descanso. El patrón de la creación, para los humanos, era trabajar seis días y descansar el séptimo, como lo hizo el Creador. Pero en este caso, aquellos que llevan la marca de la bestia trabajan sin cesar y nunca entran en el descanso esperado ofrecido por el Señor (Hebreos 3:7-4:11)

¿POR QUÉ LA MARCA DE LA BESTIA CONDENA AL INFIERNO A AQUELLOS QUE LA RECIBEN?

Las Escrituras declaran que hay personas que reciben “la marca de la bestia”, sometiéndose a ella y llegando incluso a adorarla (Apocalipsis 13:3, 4; 16:2). Esto lo hacen al dar culto al Estado, sus símbolos y, sobre todo, a su gobernante (el hombre de pecado, el Anticristo) quien, al mejor estilo de los emperadores romanos, instaurará el culto a su persona y la adoración estatal. Apocalipsis 13:16 dice que aquel que tiene “la marca de la bestia” la lleva en su mano derecha o sobre su frente. ¿Qué significa esto?

Pues bien, respecto a las leyes dadas a la antigua nación de Israel, Dios dijo: “Grabad, pues, estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma; atadlas como una señal a vuestra mano, y serán por insignias entre vuestros ojos.” (Deuteronomio 11:18, LBLA). Ahora bien, esto no quiere decir que los israelitas tuvieran que llevar una señal literal en las manos o en la frente, sino que las palabras de Dios debían guiar su manera de obrar y de pensar. Así también, “la marca de la bestia” no es una señal que se llevará realmente en la piel, como un tatuaje del número 666 ni mucho menos un microchip. Más bien, es una forma simbólica de identificar a aquellos que, al someterse por completo al control del sistema político, económico y religioso del hombre de pecado, se convierten en enemigos de Dios (Apocalipsis 14:9, 10; 19:19-21).

Así pues, la marca de la bestia de la que habla Juan no es un dispositivo tecnológico. Ese jamás hubiese sido el significado literal del 666 para un cristiano del primer siglo. Representa la lealtad de sus seguidores. Por lo tanto, esta marca en la mano derecha o en la frente no es una marca literal, sino lo opuesto a lo que leemos en Éxodo 13:9, donde Dios le manda a su pueblo que lleven su ley en la frente y en la mano. El significado simbólico de esta marca también se establece viendo el contraste con la marca de los escogidos de Dios en Apocalipsis 9:4 y la similitud con el nombre blasfemo en las cabezas de la bestia (Apocalipsis 13:1). La frente y la mano representan tanto la convicción de una verdad como las acciones que reflejan esa convicción. Por eso quienes tienen reciben la marca de la bestia están condenados, porque ellos, voluntariamente y en rebeldía, eligieron servir a Satanás en vez de a Dios. Ellos no necesitan que se les implante un microchip para rechazar a Dios, pues lo hacen porque así lo desean:

“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” (Juan 3:19)
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” (Juan 3:36)

CONCLUSIÓN

Lo que Apocalipsis pretende decirnos al hacer mención del 666 es que Satanás tiene marcados a sus seguidores, así como Dios tiene marcados a los suyos. Las marcas en Apocalipsis reflejan la costumbre antigua de marcar a los esclavos como símbolo de tener un amo, así como también los soldados romanos eran marcados para identificar su alianza y lealtad al imperio romano. El 666 nos recuerda que toda la humanidad, desde el principio hasta ahora, está divida en dos categorías: los que están con Dios y los que están contra Dios. No existe ninguna categoría intermedia. En ese sentido, la marca de la bestia (el número de hombre), que siempre quiere ser su propio Dios, quiere ser independiente a Dios, y que al final está en contra de Dios, siempre ha existido. También siempre han existido anticristos (1 Juan 2:18-23). Al acercarnos a la tribulación futura y a la manifestación del anticristo final, esta diferencia será más clara y marcada, y con consecuencias de discriminación global para la Iglesia de Cristo.

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