Navidad

La Navidad en el protestantismo.

Por Fernando E. Alvarado

Antes de la Reforma nadie se cuestionaba la validez de la Navidad; sin embargo, la Reforma Protestante trajo consigo una diversidad de opiniones acerca de la Navidad. De hecho, los tres principales reformadores protestantes (Martín Lutero, Ulrico Zuinglio y Juan Calvino) tenían perspectivas diferentes en cuanto a la celebración de la Navidad que siguen con nosotros hasta el día de hoy.

MARTÍN LUTERO

A Lutero, a quien muchos han descrito cómo «el más fogoso y carismático» de los reformadores, le encantó celebrar la Navidad y predicó muchas veces sobre el nacimiento de Cristo cuando se acercaba el 25 de diciembre. Se dice que:

«Martín Lutero podía llegar a tener hasta tres versiones de un mismo sermón. El sábado escribía lo que pretendía decir, el domingo sus estudiantes registraban lo que en realidad dijo, y el lunes escribía lo que deseaba haber dicho. Así, la predicación de Martín Lutero acerca de la Navidad fue increíblemente extensa, teniendo en cuenta que cada año predicó sobre el nacimiento de Cristo desde el tiempo de Adviento a final de noviembre, hasta el día de Epifanía o la también llamada celebración de los tres reyes magos al inicio de enero. ¡Esto lo hizo por 30 años! El biógrafo Roland H. Bainton contaba que la mejor predicación de Martín Lutero era en el tiempo de Navidad. No es una sorpresa al notar que Lutero se llenaba de mucho gozo en esta época y comunicaba alabanzas profundas a todos aquellos a su alrededor. Uno de los estudiantes que vivía con él, su esposa y sus seis hijos dijeron que “Todas sus palabras, canciones y pensamientos tenían que ver con la encarnación de nuestro Señor. Él suspiraba y decía ‘Oh, pobres de nosotros que seamos tan fríos e indiferentes a este gran gozo que nos ha sido dado. Pues este es, en efecto, el más grande regalo, que excede por mucho a todo lo demás que Dios ha creado. Sin embargo, nosotros creemos de forma tan impasible, a pesar de que los ángeles proclamen y prediquen y canten, y su hermosa canción resume toda la fe cristiana, pues ‘gloria a Dios en las alturas’ es el puro corazón de la adoración”. (David Riaño, 4 meditaciones de Navidad, basadas en los sermones navideños de Martín Lutero, disponible en: https://biteproject.com/martin-lutero-navidad/)

¿Qué inspiraba a Lutero a hacer tal cosa? Puesto que Lutero se aferró al principio normativo en la adoración, esto es, que se acepta todo lo que la Escritura no prohíbe, el alemán se sintió enteramente justificado a la hora de celebrar la encarnación de manera especial una vez al año. Lejos de gastar su tiempo en discusiones estériles sobre la fecha o el origen de la Navidad, Lutero aprovechó las fechas especiales para dar a conocer las buenas nuevas del Evangelio. De hecho, en su famoso sermón ‘Un niño nos es nacido’ (predicado el día 26 de diciembre, 1531) Lutero hizo hincapié en la perfecta justicia de Cristo, la cual nos salva a través de la sola fe en su Evangelio. Este, para Lutero, era el verdadero mensaje de la Navidad.

Martín Lutero jugó también un papel importante en la instauración de otra tradición navideña: El árbol de navidad. Aunque el primer árbol de Navidad en la historia moderna fue erigido en una plaza pública en la ciudad de Tallin (Estonia) en 1441 y Riga (Letonia) en 1510, la tradición del árbol de Navidad dentro del protestantismo data del Siglo XVI, cuando Martín Lutero decoró con luces por primera vez un árbol dentro de su hogar . Pero no todos los reformadores pensaron como Lutero. Al otro lado del espectro evangélico estuvo Ulrico Zuinglio.

ULRICO ZUINGLIO

En algunas corrientes de la teología reformada, el principio regulativo del culto se entiende que las «fiestas de la iglesia», no establecidas específicamente en la Biblia, no deben ser reconocidas en el culto público. Así, en algunas denominaciones, los servicios de la iglesia en torno a la Navidad y la Pascua no hacen mención especial de las fiestas. Esta forma de pensar era también sostenida por el reformador Ulrico Zuinglio.

Esto no tiene nada de extraño si se considera que Zuinglio fue, en muchos sentidos, el más radical de los tres reformadores magisteriales; no obstante, los protestantes más radicales (los anabaptistas) acabaron apartándose del reformador de Zúrich por dos razones: Zuinglio seguía bautizando a los niños y no creyó que la Iglesia tuviese que ser independiente del Estado. Zuinglio rechazó todos los días festivos eclesiásticos en Zúrich (Van Dellen, Idzerd y Monsma, Martin, The Church Order Commentary; Grand Rapids: Zondervan, 1941, p. 273. Citado en Williams, G.I., ¿Is Christmas Scriptural?). A los anabaptistas esto les parecía inconsistente con su actitud de depurar toda influencia romana-pagana de del cristianismo.

Apegándose al principio regulativo de la adoración, Zuinglio sostenía la idea de que las iglesias deben hacer solamente lo que las Escrituras enseñan y exigen que hagan, se opuso a cualquier celebración que no fuese explícitamente mencionada en el texto bíblico. Fue esa misma convicción tocante al principio regulativo la que llevó a los presbiterianos escoceses y a los puritanos ingleses a rehusar celebrar la Navidad. De hecho, mientras el protestante Oliver Cromwell sirvió como Lord Protector de Inglaterra, Escocia e Irlanda entre 1653-58, llegó a prohibir la Navidad a nivel nacional.

El argumento de Zuinglio, y luego de Cromwell, no difiere mucho del argumento de muchos evangélicos de hoy que se oponen a celebrar la Navidad porque la Biblia no ordena que lo hagamos.

JUAN CALVINO

Juan Calvino, por supuesto, fue un desarrollador y proponente del principio regulativo del culto, pero al parecer no aplicó la regla al caso de la Navidad. No consideraba que la Navidad estuviera sancionada en el Nuevo Testamento, pero pensaba que debía ser el pueblo y la iglesia local quienes decidieran si la celebraban. Escribió una carta en 1551 que en parte decía

«Desde mi retiro, he seguido el curso moderado de celebrar el día de nacimiento de Cristo como ustedes acostumbran a hacerlo.»

En un artículo titulado: John’s Calvin Christmass Observance, se presentan numerosas fuentes que conforman que Calvina celebraba la Navidad (Véase: https://www.rbvincent.com/BibleStudies/calvinxmas.htm). Quienes deseen profundizar en el tema pueden hacerlo leyendo dicho artículo. Lo que sí es evidente es que Juan Calvino asumió una posición intermedia entre. Lutero y Zuinglio. Aunque Calvino aceptase el principio regulativo de Zuinglio y no el principio normativo de Lutero, creía que cada congregación local podía determinar cómo mejor celebrar (o no celebrar) la Navidad.

A pesar de que algunos aseveren que Calvino se opuso a la Navidad, el reformador escribió dos cartas específicas (enero 1551 y marzo 1555) para aclarar su postura al respecto. En la carta de enero 1551, explica que las autoridades de Ginebra ya habían abolido la celebración de los días festivos antes de que él llegara a la ciudad. Y dice en términos explícitos que él mismo –a nivel personal- sí celebró “el nacimiento de Cristo”. En la segunda carta, Calvino se opone a aquéllos que critican a ciertas iglesias que deciden conmemorar fechas especiales. Según el francés, estas cuestiones son “asuntos de indiferencia”. Cada iglesia puede tomar la decisión que sea después de haber meditado sobre el tema. En otras palabras, una iglesia tiene libertad en Cristo para celebrar la Navidad o para no celebrarla. Pero no tiene porqué meterse con otras congregaciones que hacen lo contrario (Selected Works of John Calvin, Tracts and Letters’ (Henry Beveridge and Jules Bonnet, ed.), Vol. 6, Letters, Part 3, 1554-1558, pp. pp. 162-169).

Estas tres corrientes de pensamiento en relación con el tema de la Navidad siguen vigentes en el pueblo evangélico hasta el día de hoy y puede verse presente tal división de pensar en casi todas las denominaciones modernas. Esto nos obliga a reconocer que no hay ninguna postura rotundamente evangélica en cuanto a la Navidad. Aunque no suelo comulgar frecuentemente con el reformador francés en asuntos teológicos (¡si Calvino viviera ya me hubiera enviado a la hoguera!), en este caso debo admitir que la postura de Calvino, es la más madura, sensata y pastoral y la más afín a las palabras del Apóstol Pablo ¿Por qué?

EL APÓSTOL PABLO

El apóstol Pablo y sus enseñanzas nos inspiran a considerar la Navidad como un asunto de conciencia para cada cristiano; un asunto en el cual nadie está autorizado a juzgar a sus hermanos por celebrar o no celebrar estas fiestas. El apóstol Pablo es muy práctico. Pero su práctica está basada en teología profunda. En Romanos y Corintios escribe principios similares (aunque la situación en las dos ciudades no era idéntica). El debate en cuanto a celebrar ciertas fechas, comer o abstenerse de ciertas comidas es resuelto de la siguiente manera: “… El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda. El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios. Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. Pero tú, ¿Por qué juzgas a tu hermano? O también, tú, ¿Por qué desprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Dios…” (Romanos 14:6-10). Pablo nos recuerda lo que en verdad importa: Glorificar a Dios. Independientemente de si celebras o no celebras, no eres mejor o peor creyente. Dios ve tu corazón (algo de mucho peso).

¿QUÉ HACEMOS ENTONCES?

Dios no se centra en si celebras, sino por qué celebras. Algunos hermanos, por razones legítimas, deciden abstenerse de celebrar la Navidad. Esa es una libertad que la Biblia otorga. Hay buenos ejemplos de hermanos en Cristo que se han abstenido de la celebración navideña, como los Puritanos. Pero de igual manera, hay libertad para celebrar la Navidad, y la gran mayoría de la iglesia por 1800 años (aproximadamente) ha celebrado el nacimiento de Jesucristo. Así que si celebras, ¡Hazlo para la gloria de Dios! Que quien celebra no juzgue a quien no lo hace, y quien no celebra no desprecie a quien lo hace.

FUENTES:

• Van Dellen, Idzerd y Monsma, Martin, The Church Order Commentary; Grand Rapids: Zondervan, 1941, p. 273. Citado en Williams, G.I., ¿Is Christmas Scriptural?). Véase: http://www.opc.org/new_horizons/Christmas_scriptural.html (Consultado: 18/11/2018)

• Selected Works of John Calvin, Tracts and Letters’ (Henry Beveridge and Jules Bonnet, ed.), Vol. 6, Letters, Part 3, 1554-1558, pp. pp. 162-169).

• Véase: John’s Calvin Christmass Observance, disponible en: https://www.rbvincent.com/BibleStudies/calvinxmas.htm

• David Riaño, 4 meditaciones de Navidad, basadas en los sermones navideños de Martín Lutero, disponible en: https://biteproject.com/martin-lutero-navidad/

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