𝙋𝙤𝙧 𝙁𝙚𝙧𝙣𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙀. 𝘼𝙡𝙫𝙖𝙧𝙖𝙙𝙤
Pocos sistemas de interpretación son tan populares (y a la vez tan cuestionados) como el dispensacionalismo. Las críticas a dicho sistema son múltiples, variadas y bien fundamentadas. Estas provienen, sobre todo, del sector reformado. Pero ¿en qué consiste el dispensacionalismo? De forma simplista, puede decirse que el dispensacionalismo es un sistema teológico que enfatiza la interpretación literal (a veces hiperliteral) de la profecía bíblica, reconoce una distinción entre Israel y la Iglesia, y organiza la Biblia en diferentes dispensaciones o administraciones. Muchos creyentes son dispensacionalistas sin tan siquiera saberlo, ya que es mayoritario en el evangelicalismo y muchos ni siquiera sospechan la existencia de otros sistemas. Desde pequeños es lo único que han conocido. Cualquier otro modo de pensar es inconcebible y hasta se considera herético, sobre todo entre los bautistas y pentecostales.
A lo largo de la historia de la iglesia han existido teólogos cuyos escritos demuestran en forma incipiente algunos de los énfasis de lo que llegó a ser la exégesis dispensacional. Entre estos se encuentran Justino Mártir, Ireneo, Agustín, e Isaac Watts. Pero la teología verdaderamente dispensacional, con los énfasis descritos arriba, no se sistematizó sino hasta finales del siglo XIX. Desde círculos académicos, las críticas a dicho sistema se deben, sobre todo, a que el dispensacionalismo ha mostrado propensión a abusos hermenéuticos específicos. En ocasiones, su literalismo exegético se ha llevado a excesos. Pero eso no es todo.
Quizá la crítica más importante en contra del dispensacionalismo es que divide innecesaria o erróneamente las Escrituras. Otro punto de crítica ha sido el abuso de algunos en relación con los aspectos proféticos y escatológicos asociados al dispensacionalismo. Los creyentes dispensacionalistas tienden a dos extremos en relación con las doctrinas del futuro: la escatofobia y la escatomanía. Por un lado, hay algunos que han abusado de los modelos dispensacionales, usándolos para causar un temor extremo al futuro, y para promover modelos evangelísticos carnales basados en el temor al rapto o la tribulación. Por otra parte, otros han deformado el dispensacionalismo, usándolo como excusa para “descubrir” y proclamar cumplimientos proféticos específicos en las noticias cotidianas, afirmando fechas precisas para la venida de Cristo, juicios divinos sobre Israel y otras naciones, etc.

𝐀𝐏𝐎𝐑𝐓𝐄𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐃𝐈𝐒𝐏𝐄𝐍𝐒𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋𝐈𝐒𝐌𝐎 𝐀 𝐋𝐀 𝐓𝐄𝐎𝐋𝐎𝐆𝐈𝐀 𝐌𝐎𝐃𝐄𝐑𝐍𝐀
Pero no todo es cuestionable en el dispensacionalismo. Como muchos eruditos señalan, el dispensacionalismo corrige los excesos y deficiencias en la teología del pacto, sobre todo en lo que a la teología del reemplazo y el alegorismo excesivo se refiere.
Primeramente, el dispensacionalismo afirma el carácter progresivo de la revelación divina. El Nuevo Testamento encuentra significado solo cuando se interpreta en correcta relación con el mensaje del Antiguo Testamento. Además, el literalismo dispensacional enfatiza también que el Nuevo Testamento no cancela el mensaje del Antiguo Testamento, ni reemplaza necesariamente el cumplimiento histórico, cultural, y político de promesas dadas al pueblo de Dios en el antiguo pacto. Es decir, el dispensacionalismo no espiritualiza el mensaje del Antiguo Testamento como lo hacen algunas versiones de la teología del pacto. Más bien, el Nuevo Testamento esclarece, enriquece, y consuma el mensaje del Antiguo Testamento, revelando todo su valor histórico y teológico. Finalmente, el énfasis literal del dispensacionalismo otorga un valor y respeto únicos al pueblo de Dios a lo largo de los siglos, en su contexto histórico.
De forma positiva, y en oposición a la teología del reemplazo, el dispensacionalismo afirma que las promesas espirituales y eternas ofrecidas sobre la base del nuevo pacto (una nueva dispensación) no revocan el compromiso de Dios de cumplir las promesas hechas a su pueblo en el antiguo pacto (la antigua dispensación). En este sentido, las nuevas promesas no sustituyen, ni reinterpretan, ni espiritualizan indistintamente el cumplimiento de las promesas hechas incondicionalmente a Israel en los pactos abrahámico y davídico.
Como beneficio adicional, el dispensacionalismo representa un énfasis más comprensivo en la forma de ver la obra de Dios en la historia. Para el dispensacionalismo la obra de salvación de Dios es más que una redención espiritual. En contraste con otros sistemas cuyo énfasis es mayormente espiritual, el dispensacionalismo busca tener un acercamiento más balanceado a su percepción de la historia. Para los dispensacionalistas, Dios ha obrado a lo largo de los siglos para el bienestar social, político, y económico de las naciones, y en especial de su pueblo escogido. Así pues, el dispensacionalismo entiende la salvación como una realidad histórica y espiritual en la que la obra de salvación de Dios incluye aspectos temporales y eternos, espirituales y sociales. De esta manera, la obra de Dios en relación al pueblo de Israel tiene propósitos históricos, culturales, políticos, y eternos que no son cancelados ni reemplazados por la obra de Dios por medio de la iglesia.

𝐄𝐋 𝐃𝐈𝐒𝐏𝐄𝐍𝐒𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋𝐈𝐒𝐌𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐆𝐑𝐄𝐒𝐈𝐕𝐎
Hacia finales del siglo XX se desarrolló una nueva corriente dispensacional conocida como “dispensacionalismo progresivo”. Entre sus proponentes más importantes se encuentran Darrell Bock (Profesor Investigador Principal de estudios del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Dallas) y Craig Blaising (Rector del Seminario Teológico Bautista Southwestern). La característica esencial de este nuevo modelo de interpretación es su intención de enfatizar la continuidad o “progresión” de las dispensaciones. En este sentido, el propósito redentor es más integral.
Aunque todos los modelos dispensacionales enfatizan primariamente la “discontinuidad” en el trato de Dios con el hombre a través de la historia; el dispensacionalismo progresivo, sin embargo, establece un mejor balance entre continuidad y discontinuidad. Aun cuando mantiene la distinción entre la Iglesia e Israel, también reconoce que la Iglesia es ahora el lugar único de toda bendición espiritual para todos los redimidos, sin importar su etnia o nacionalidad (algo que no siempre es aceptado por todos los dispensacionalistas, sobre todo aquellos que promueven el sionismo cristiano). Otro aspecto favorable en el dispensacionalismo progresivo es que esclarece la primacía de la gracia a lo largo de la historia de la redención, y presenta las dispensaciones como una expresión progresiva, cada vez más clara y completa de la obra de la gracia de Dios para la salvación de la humanidad en todas las dispensaciones.
Este dispensacionalismo es también más inclusivo en su interpretación de los pactos (lo cual ha llevado a muchos a considerarlo como una fusión entre el dispensacionalismo tradicional y la teología pactual). En lugar de enfatizar la primacía y continuidad solo del pacto abrahámico, reconoce a los pactos posteriores como una continuidad y expansión de la promesa de bendición hecha a Abraham. Al mismo tiempo evita “espiritualizar” los pactos del Antiguo Testamento como lo hacen la mayoría de las vertientes de la teología de pacto (sobre todo aquella propuesta por los grupos reformados). Más bien, reconoce que las bendiciones espirituales son un nuevo desarrollo inaugurado en el nuevo pacto.
Además, el dispensacionalismo progresivo enfatiza el carácter eterno del reino de Dios y su consumación futura, pero afirmando al mismo tiempo que dicho reino fue inaugurado (no consumado) en la primera venida del Mesías. En este sentido, el dispensacionalismo progresivo afirma que el reino de Dios ya está entre nosotros, pero todavía no se ha revelado ni consumado en toda su gloria.
Escatológicamente, el dispensacionalismo como un sistema, resulta en una interpretación premilenial de la Segunda Venida de Cristo, lo cual implica un retorno al viejo premilenarismo de la iglesia primitiva.

¿𝐂𝐔𝐀𝐋 𝐄𝐒 𝐋𝐀 𝐃𝐈𝐅𝐄𝐑𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀?
Entre los distintivos del dispensacionalismo progresivo que lo diferencian del resto de sistema dispensacionalistas, sobresalen:
1) Los dispensacionalistas progresivos creen que Jesús comenzó su reino celestial y davídico cuando resucitó.
2) El reino de Dios es considerado el tema unificador de la historia bíblica. Se habla aquí de la realidad presente del reino de Dios, en su forma “misteriosa” (Mateo 13), algo que no era mencionado por los dispensacionalistas anteriores.
3) La iglesia no es un paréntesis en el plan de Dios, sino que juntamente con los judíos creyentes del Antiguo Testamento, la iglesia forma parte del único pueblo de Dios (Romanos 2:26–28; 11; Gálatas 6:16; Efesios 2:11–22; 1 Pedro 2:9–10).
4) Todos los pactos bíblicos están integrados en la revelación completa a través de la historia, es decir, la Iglesia experimenta el cumplimiento de los pactos antiguo-testamentarios también, no solamente Israel.
5) Aunque sí se mantiene una diferencia “orgánica” básica, incluso una de propósito, se reconoce que hay unidad antropológica entre Israel y la Iglesia (“de ambos pueblos hizo uno” Efesios 2:14, RVR). No se trata, pues, de un pueblo terrenal que recibirá bendiciones terrenales, y de otro pueblo celestial que recibirá solamente bendiciones celestiales. Ambos pueblos son coherederos de las promesas de Dios (Efesios 2:12-13).
6) El dispensacionalismo progresivo ha aclarado que los términos “reino de Dios” y “reino de los Cielos”, que para algunos dispensacionalistas anteriores eran dos esferas de gobierno diferente, son en realidad términos sinónimos que los mismos Evangelios usan indistintamente. Se explica que los creyentes ya fuimos constituidos un reino para Dios, nuestro Padre (1 Pedro 2:9, Apocalipsis 1:6, Éxodo19:6). Que hemos sido trasladados del reino de las tinieblas al reino del amado Hijo (Colosenses 1:13). Que somos partícipes en el reino (Efesios 1) y la paciencia de Cristo (Apocalipsis 1:9). Que hemos de trabajar, por lo tanto, asiduamente en el reino de Dios (Colosenses 4:11, Hechos 28:30-31).
7) El dispensacionalismo progresivo propone también un concepto más “amplio” de los alcances de la redención. Cada vez más, ésta se concibe integral, para el hombre total, no sólo para el alma, sino incorporando dimensiones tanto espirituales futuristas, como terrenales presentes.
8) Porque el dispensacionalismo progresivo tiene la perspectiva premilenialista, también ve el desarrollo de la historia con pesimismo. Sin embargo, la hermenéutica «ya pero todavía no» modifica ese pesimismo con la creencia optimista de que el Reino de Dios ha comenzado espiritualmente, dando así gran esperanza al pueblo de Dios.
9) Los dispensacionalistas progresivos son cuidadosos de no identificar necesariamente esta generación con la última antes del retorno de Cristo: posiblemente será así, o puede que no.
10) Se opone al amilenarismo y al posmilenialismo por considerarlos teologías que no viven con el sentido de la inminencia del retorno de Cristo y son, por lo tanto, teologías que disminuyen la urgencia de la fe. Por otro lado, también se opone a la visión dispensacionalista clásica, ya que considera que cualquier teología que no nos anime a vivir como si el mundo fuese a existir todavía por miles de años, es una teología que crea irresponsabilidad social.

𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐈𝐎𝐍…
Ningún modelo de interpretación es puramente dispensacional o de pactos. El dispensacionalismo progresivo es prueba de ello, pues combina en sí mismo elementos tanto del dispensacionalismo clásico como de la teología del pacto. Esto no tiene nada de malo en sí mismo, otros sistemas han hecho lo mismo. De hecho, es más bien beneficioso y enriquecedor, ya que ninguna postura teológica puede considerarse perfecta o infalible. Nuestras posturas escatológicas deben sostenerse con una doble medida de humildad, reconociendo la profunda complejidad e incertidumbre involucradas en nuestra labor de interpretación.

𝐁𝐈𝐁𝐋𝐈𝐎𝐆𝐑𝐀𝐅𝐈𝐀:
– John Feingberg, Continuity and Discontinuity: Perspectives on the Relationship Between the Old and New Testaments (Crossway Books, 1988)
– Craig A. Blaising y Darrell L. Bock, Progressive Dispensationalism (Baker Publishing House, 1993)
– D. Jeffrey Bingham y Glenn R. Kreider, Dispensationalism and the History of Redemption: A Developing and Diverse Tradition (Moody Publishers, 2015)