Por Fernando E. Alvarado
La Iglesia ha caído en el engaño de la política. A veces creyendo en las utopías y el populismo de izquierdas, y otras en el falso conservadurismo de la derecha. Hemos pasado de creer en un Cristo guerrillero, defensor del socialismo, a creer que nuestro Señor es un capitalista voraz que defiende el clasismo, la explotación, el consumismo y el elitismo de derecha. ¡Cuan equivocados hemos estado! La Iglesia no puede, ni debe, ser cómplice de las ideologías políticas de este mundo, condenando el error de una de ellas mientras abraza y tolera los errores e inmoralidad de otra. La Iglesia simplemente no debe casarse ni con la izquierda ni con la derecha ¡Ella ya está comprometida con Cristo y su Evangelio!

El teólogo y escritor brasileño 𝘎𝘶𝘵𝘪𝘦𝘳𝘳𝘦𝘴 𝘍𝘦𝘳𝘯𝘢𝘯𝘥𝘦𝘴 𝘚𝘪𝘲𝘶𝘦𝘪𝘳𝘢*, resume perfectamente este punto en las siguientes palabras:
«Soy un crítico del progresismo. En mi libro “El Espíritu y la Palabra” (CPAD, 2019) dedico dos largos capítulos a exponer mi divergencia con los dogmas de la izquierda contemporánea, incluyendo la ideología de género, el aborto, las teorías de la identidad sexual, la escatología secular y el relativismo moral… [Todos] conocen mis posiciones conservadoras. Sin embargo, en los últimos años me han preocupado cada vez más las personas de ideas afines, las personas que también son críticas con el progresismo pero que no ven ningún pecado en el derechismo o el conservadurismo. Estas son personas que ven a la izquierda como el mal absoluto y a la derecha como el bien absoluto ¡Incluso pareciera que la doctrina de la depravación total solo se aplica a la gente de izquierda! La derecha política también tiene varios pecados. Los derechistas tienden a relacionarse con la violencia (muchos incluso apoyan a las milicias), ensalzan la cultura de las armas (que es diferente a defender el derecho a la autoprotección), desprecian el cuidado del medio ambiente y muchos usan la excusa de luchar contra lo «políticamente correcto» para ser groseros, ignorantes y violentos. Muchos hombres «conservadores», están impregnados de machismo y relativizan la moral sexual, están obsesionados con el adulterio y algunos ya han practicado el intercambio de esposa varias veces. Hay innumerables hombres «conservadores» y casados que disfrutan de la pornografía en Internet… No hay santidad y salvación en la política. Ni a la derecha ni a la izquierda. El cristiano puede involucrarse en la política, pero necesita recordar que su mayor compromiso es con el Reino de Dios. El verdadero cristiano necesita condenar los pecados de las ideologías políticas y reconocer las verdades que proclama cada bando, después de todo, como decían los Padres de la Iglesia, toda verdad es verdad de Dios.»
Ni la izquierda ni la derecha representan a Dios y Su Reino. Por lo tanto, la Iglesia de Cristo jamás debería confundir las ideas políticas formuladas por los hombres con el mensaje salvador del Evangelio.
